lunes, 17 de junio de 2013

Hacia el aniversario 60 del Moncada (13)






La tumba moncadista junto
al Mausoleo del Apóstol


.Orlando Guevara Núñez
Espero que un día en la patria libre se recorran los campos del indómito Oriente recogiendo los huesos heroicos de nuestros compañeros para juntarlos todos en una gran tumba junto al Apóstol, como mártires que son del Centenario y cuyo epitafio sea un pensamiento de Martí: “Ningún mártir muere en vano ni ninguna idea se pierde en el ondular y revolverse de los vientos. La alejan o la acercan;  pero siempre queda la memoria de haberla visto pasar”

                                                              Fidel Castro Ruz
                                                              “Manifiesto a la Nación”
                                                             Presidio de Isla de Pinos
                                                             12 de diciembre de 1953     

Sesenta y uno fueron los combatientes moncadistas que murieron – seis caídos en combate y 55 asesinados – durante la acción y los primeros días que sucedieron a aquel glorioso amanecer del 26 de julio de 1953.
Sus cadáveres fueron sepultados de forma secreta por los esbirros de la tiranía batistiana, tratando de evitar que el pueblo conociera los lugares. Esa situación fue la que inspiró al jefe de los valerosos jóvenes de la Generación del Centenario, Fidel Castro, a plasmar para la historia esas palabras, convertidas hoy en realidad.
En el cementerio  Santa Ifigenia, al lado del Mausoleo que atesora los restos del Héroe Nacional cubano, José Martí, la Revolución erigió esa gran tumba, un Panteón donde reposan hoy los restos de 37 combatientes caídos en aquella gesta.
No están todos, pues muchos fueron trasladados a sus lugares natales y allí, como aquí, son celosamente guardados y venerados por el pueblo.
Al cumplirse ahora 60 años del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, la intención de este trabajo es dar a conocer a los lectores quiénes son los combatientes moncadistas sepultados actualmente en el Santa Ifigenia.
He aquí la relación de esos héroes, que en dos hileras ocupan la delantera del Panteón, en el cual descansan también los restos de decenas de revolucionarios caídos durante la lucha revolucionaria contra la tiranía batistiana.
Abel Santamaría Cuadrado, Angelo Guerra Díaz, Manuel Rojo Pérez, Félix Rivero Vasallo, Gerardo Álvarez Álvarez, Giraldo Córdova Cardín, Jacinto García Espinosa, José Luis Tasende de las Muñecas, Juan Domínguez Díaz, Julio Reyes Cairo, Manuel Isla Pérez, Mario Muñoz Monroy, Oscar Alberto Ortega Lora, Pablo Cartas Rodríguez, Ramón Méndez Cabezón, Raúl Gómez García, Reemberto Abad Alemán Rodríguez, Roberto Mederos Rodríguez, Virginio Gómez Reyes, Andrés Valdés Fuentes, Armando Valle López, Elpidio Sosa González, Fernando Chenard Piña, Gildo Fleitas López, Horacio Matheu Orihuela, José de Jesús Madera Fernández, Wilfredo Matheu Orihuela, Juan Manuel Ameijeiras Delgado, Julio Trigo López, Manuel Saiz Sánchez, Miguel Oramas Alfonso, Osvaldo Socarrás Martínez, Pedro Marrero Aispurùa, Raúl de Aguiar Fernández, Boris Luis Santa Coloma, Renato Guitart Rosell y Rolando San Román de las Llanas.
Los restos de otros dos combatientes moncadistas, fallecidos después del triunfo de la Revolución, descansan también en este Panteón. Ellos son: la heroína Haydèe Santamaría Cuadrado, cumpliendo su deseo de  reposo definitivo junto a su hermano Abel,  y Léster Rodríguez Pérez ubicado en la parte posterior del Panteón, junto a otros combatientes del 26 de Julio y del Ejército Rebelde caídos en la lucha. La concepción es que allí, en la parte delantera, estén solo los moncadistas caídos en los sucesos del 26 de Julio de 1953. Y la excepción con Haydée, obedece a su deseo expresado.
Al Moncada y al Carlos Manuel de Céspedes acudieron los valerosos jóvenes conducidos por Fidel para ganar la libertad de la Patria. A los que cayeron o han fallecido después esa Patria martiana los sigue contemplando orgullosa. Y también a los héroes de esa gesta que continúan construyendo y defendiendo la Revolución, con Fidel y Raúl al frente, los santiagueros y todos los revolucionarios cubanos les rendimos siempre  el más sentido tributo de homenaje y trabajo. Y sin entregar jamás la bandera que ellos depositaron en manos del pueblo, suscribimos los versos patrióticos de Raúl Gómez García, al momento de partir hacia el Moncada: ¡Seguimos en Combate!




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